miércoles, 29 de septiembre de 2010

El exceso de bebidas de cola tiene un efecto desmineralizante del hueso

Interesante artículo de la Revista Eroski sobre los refrescos de cola señalándonos sus perjuicios para la salud. Muchas fuentes también los señalan como sospechosos de encontrarse detrás de enfermedades como el cáncer.

Cantidades elevadas de ácido fosfórico, un aditivo que se incluye en los refrescos de cola, tienen un efecto desmineralizante del hueso


A los niños les gustan los refrescos, pero el consumo frecuente de las bebidas azucaradas y con multitud de aditivos no es saludable. La asociación entre su ingesta y el exceso de peso es tan certera como para desaconsejar a los niños su consumo. Si además los refrescos son de cola, a los ingredientes comunes (agua con gas y azúcares) se agregan cafeína y ácido fosfórico, dos aditivos inconvenientes para la salud de los más pequeños, en particular. La cafeína es una sustancia excitante y el ácido fosfórico en exceso desequilibra el balance orgánico de calcio y puede favorecer la descalcificación ósea, con el consiguiente efecto negativo en el crecimiento y desarrollo infantil.


Algunas bebidas refrescantes contienen ácido fosfórico como aditivo por su papel conservante y acidificante. El hábito de tomar a diario o con asiduidad este tipo de productos supone un aporte dietético extra de fósforo, cuya contribución elevada por una dieta mantenida en el tiempo puede tener un efecto desmineralizante de huesos y dientes.


El fósforo y el calcio deben mantenerse en equilibrio homeostático en el organismo, de forma que la abundancia o la deficiencia de uno afecta la capacidad de absorción y aprovechamiento del otro. El exceso de fósforo causa una menor asimilación de calcio y, por tanto, puede suponer una mayor pérdida de éste en los huesos. Este efecto resulta contraproducente en la infancia, sobre todo, puesto que en esta etapa los huesos están en pleno proceso de crecimiento, desarrollo y consolidación.


Agua, azúcar y un sinfín de aditivos
La composición química de algunos productos revela un valor nutricional nulo, nada interesante para la nutrición del organismo. Es el caso de los refrescos. Aunque cualquier alimento consumido de modo ocasional y con moderación puede formar parte de una dieta saludable y equilibrada, la ingesta de este tipo de productos no es recomendable, ni siquiera como un dulce extra en momentos y días puntuales.


Refrescos de cola sin azúcar ni cafeína


Hoy en día, numerosos progenitores optan por refrescos sin azúcar o versiones descafeinadas para los niños. En ambos casos, se cree que de este modo se resuelve el problema de tomar un exceso de calorías, por azúcares añadidos, o un excitante como la cafeína. Sin embargo, estos refrescos aportan cantidades significativas de fósforo, por lo que tampoco son productos recomendables ni saludables.


Bebida refrescante sin burbujas


Otros productos frecuentes entre los niños, o la elección de muchos progenitores para sus hijos, son las bebidas refrescantes sin burbujas, con el convencimiento de que son mejores que los refrescos y, en muchos casos, gustan más que los zumos tradicionales. Pero detrás del llamativo mensaje que los ensalza como una bebida portadora de variedad de vitaminas necesarias para los niños (vitamina A, C y B1, entre otras), se esconde un líquido condensado en aditivos que se puede sustituir por fruta fresca, un zumo natural o un licuado con frutas de temporada.


ÁCIDO FOSFÓRICO COMO ADITIVO


Los fosfatos son la fuente dietética más abundante del mineral fósforo. Están en casi todos los alimentos, sobre todo, en los más ricos en proteínas (leche, carne, pescados, huevos) y que más consumen los niños. A su vez, la industria alimentaria utiliza el ácido fosfórico (E338) y sus sales, los fosfatos de sodio (E339), potasio (E340) o calcio (E341) y los polifosfatos (E450-E452) como aditivos conservantes, antioxidantes y estabilizantes.
Es común su presencia en derivados cárnicos (fiambres, salchichas, embutidos, patés), puesto que al reaccionar con las proteínas naturales de estos productos se retiene el agua y aumenta la jugosidad (y el peso) del producto. Por su cualidad estabilizante, estos aditivos se agregan a variedad de derivados lácteos (quesos fundidos tipo lonchas y porciones, leche condensada, nata) o surimi (palitos de cangrejo y similares).
Por tanto, cabe revisar la dieta infantil y valorar qué cantidad y con qué frecuencia consumen los niños este tipo de productos ricos en fósforo, ya que los refrescos de cola no son los únicos que los contienen.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL DESAYUNO. Su importancia y composición

El desayuno  Un desayuno con prisas suele ser equivalente a un desayuno pobre, y no hay que olvidar que es una de las comidas más importantes del día. Seguir leyendo
Desayuno escolar sin riesgos
Galletas (que no contengan exceso de azúcar, grasas trans, parcialmente hidrogenadas ni aceites de palma, coco o que no especifiquen el tipo de aceite vegetal), un pequeño bocadillo (evitar los fiambres, mejor jamón serrano u otras alternativas) zumo (mejor fruta fresca por el alto contenido en azúcar delos zumos, incluidos los que ponen sin azúcar o los que tienen edulcorantes que son aún peores), yogur, fruta o cereales (mejor integrales) son algunos de los alimentos que componen el desayuno que se realiza en la escuela a media mañana, en la hora del recreo. En este momento del día, es recomendable completar el desayuno que se ha tomado en casa. La tendencia actual más generalizada apuesta por distintos envoltorios reciclables para llevar los alimentos a la escuela. Los más comunes son las fiambreras, que han desplazado al tradicional papel de aluminio. El alimento que se elija, el tipo de envase donde se almacene y la forma en que se manipule son tres aspectos claves para evitar riesgos alimentarios en los menores.Seguir leyendo
¿Cómo es un buen desayuno?
¿Por qué debe desayunar todos los días?
No quiere desayunar ¿qué hago?
Alternativas a la bollería industrial: desayunos dulces y salados
La deficiencia de calcio en el organismo: No se debe abusar de los lácteos, debiendo buscar alternativas al origen del calcio de origen vegetal presente en frutos secos (almendras, nueces..) y semillas de sésamo...Tampoco se debe abusar de las proteínas de origen animal (se abusa en la alimentación actual) que evitan que el calcio se acumule.

sábado, 18 de septiembre de 2010

La deficiencia de calcio en el organismo

Su deficiencia no siempre se debe a un aporte insuficiente, sino a un consumo desproporcionado de proteína, sodio y fósforo, nutrientes que limitan la absorción y favorecen la eliminación

Al revisar en la dieta los alimentos ricos en calcio que se consumen, se detecta que, en general, la deficiencia de este mineral no se debe tanto a la escasez en la ingesta -nunca antes se había registrado un consumo tan elevado de productos lácteos-, como a la desproporción en el consumo de alimentos y nutrientes que limitan la absorción y favorecen la eliminación, en particular, el exceso de proteína animal y de fósforo. Por tanto, la medida dietética más efectiva para evitar deficiencias orgánicas de calcio debería centrarse menos en aumentar el consumo de lácteos o productos enriquecidos y apostar por equilibrar la dieta.

Más vegetales, menos proteína animal
Algunos vegetales son tanto o más ricos en este mineral que los lácteos. Es el caso de los siguientes, muy interesantes en la dieta diaria: semillas de sésamo (150 mg/100 g), frutos secos (150-250 mg/100 g), legumbres (150 mg/100 g) y verduras de hoja verde (col, brécol, espinacas, acelga, berros), con un aporte medio de 100 mg de calcio/100 g. El sésamo machacado se puede añadir a ensaladas, purés y cremas, también es posible condimentar con gomasio (sal de sésamo) e incluir el tahini o pasta cremosa de sésamo como alternativa en almuerzos y meriendas. 

Como contrapunto, el exceso de proteína, de fósforo y de sodio, que se registra cuando es habitual y abundante el consumo de alimentos de origen, en especial de carne y derivados animal -sobre todo, si son productos procesados y salados-, descalcifica los huesos, ya que favorece la eliminación del calcio óseo.

Se estima que la ingesta diaria recomendada de calcio para la población adulta es de unos 800 mg/día y hasta 1.000-1.200 mg/día en fases concretas de la vida, como el periodo de máximo crecimiento infantil (en el primer año de vida y durante el "estirón" que marca el inicio de la adolescencia), en el embarazo y en la lactancia.

FUNCIONES ORGÁNICAS IRREEMPLAZABLES
Entre otras, el calcio cumple cuatro funciones principales en el organismo. A su papel primario en la formación de los huesos y de los dientes, se suma su participación en la contracción muscular, en la transmisión del impulso nervioso y en la coagulación sanguínea.

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